Una grieta se abrió bajo mis pies. Todo temblaba muchísimo y el agujero se iba haciendo cada vez más grande, y cuando pensaba que me iba a precipitar sobre ella..., algo cilíndrico y duro apareció por mi derecha, me amarré a ello como pude y para mi sorpresa mi amiguito, el de Dinamarca, ya estaba en ella. Me dijo que se llamaba rama, y que estar ahí es lo mejor que podría haber hecho, pues podría haber desaparecido para siempre.

Durante nuestro trayecto mi amigo, que para entonces me dijo que se llamaba Goti, me estuvo contando que la rama en la que íbamos posiblemente se habría desprendido de algún arbol por la fuerza de la tormenta o por las sacudidas de las noches anteriores. De repente, el espacio en nuestro nuevo transporte empieza a disminuir, el rumor de la existencia de la rama como método de salvación se ha ido divulgando con demasiada rapidez...

Cada vez me voy encontrando más oprimido. La superficie donde sujetarme es ya casi inexistente. Mis pequeñas manitas comienzan a resbalarse y aunque Goti intenta ayudarme, me termino desprendiendo de la rama. Yo pensaba que iba a caer sobre otra surpercifie dura y arcillosa como ya me pasó antes, pero cuando abrí los ojos me entró pánico: ¿Dónde estaba? durante un largo recorrido esta pregunta rondaba mi cabeza sin hallar respuesta alguna.

Con el paso del tiempo me di cuenta que ya no tenía ninguna forma, no sabía donde empezaban mis brazos ni donde acababan mis pies, miré a mi alrededor y vi a millares de seres como yo... me sentí cobijado y como si fuese parte de algo inmensamente grande.